Lo mejor de las mentiras es el tiempo que dejan correr. Si se trata del corazón quédese tranquila que dura tan poco como el hambre de una semana. Los venenos del estomago se vuelven cómplices de la alegría, falsa pero corre.
Si vuelve a pasar cerca asegúrese de dormir lejos y sin gestos, porque odio despertar gritando.
Como se atreve a pretender imaginar y siquiera vacilar condiciones de perfección en mi cabeza llena de miseria y rencor.
Le suplico deje clara su intención de volarme los dedos para no señalar donde se a usted metido.
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