Antes de despertar corría, con euforia y llanto en la cara, como idiota.
Antes de levantar el cuello mi pecho daba la talla para semejante maratón.
A las diez de la mañana ya olvide porque corría.
Saltaba y los pies estaban bien equipados para la carrera, no huía de nadie.
Antes de despertar estuve empapada en sudor cochino y calor de asfalto.
Pero de tanto correr llegue a casa con miedo pero corrí.
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