domingo, 1 de noviembre de 2015

Segunda Escena

Aunque después de vivir tiempo cercano a su radiación de odio, quizás me contagie de sus pasiones mortales, de sus golpes de sien, ademas los paseos de días enteros, como el viento en la cara, era lidiar con ataques de guerra con misiles impulsados desde años atrás que cargados de plomo aniquilaba los soldados de mi paciencia, que hacían caminatas seguidas a su interior a explorar porque tantas de ganas de vivir en masacre.
Cuando atenta contra la luz tiene nudillos de oxido como al dejar una lata bajo el sol y la lluvia seguida del invierno hostil, unas veces cortan y otras le sirven de espejo, de reflejo.

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