Bebí agua, comprendí que es inevitable sentirse miserable frente a la futura felicidad ajena, me refería a refrescar mi garganta que de hecho estaba anudada por simple egoísmo terrenal. Por lo general las palabras se detienen en el lugar donde empieza el sentir, pero los sentimientos depresivos insisten en representarse justo cuando se acerca o se enfrenta un problema, atentando cual terrorista fiel el muro perfecto de estabilidad.
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