Sin blusa, se detienen con los segundos y raspan con y piel café.
Destellan brillos de luz que rompen mis manos curiosas.
Se reflejan en mi boca como golosina de niño obeso.
Lunares grandes de miel y cielo.
De noche se hunden en mi espalda con sabor a hierro.
Mueven montañas con buen ejemplo.
Redundan mis manos de nuevo, de nuevo.
Se vuelven fuego como avión en vuelo.
viernes, 20 de febrero de 2015
A nuestra Soledad
La soledad no vuelve loco al que loco esta.
Ni decide por muertes ni olvidos de horror.
La soledad no saca lo peor, sino al nosotros del interior.
La soledad puede ser certeza de que somos y eramos.
La soledad no comparte sus días con otras, como nosotras.
La soledad no toma el sol, amenos que se ahogue.
La soledad bebe como agua el licor con sabor a dolores.
No te transforma en loca, loca ya estas, por compartir tu alma conmigo y mis voces.
La soledad no te convierte en suicida, porque te asesina cada que veo tus piernas, te ahorca con is manos huecas, te empuja a mi piel reseca, te corta mientras me llenas.
Loca ya estas porque te robe la soledad, y cuerda te pones cuando la devuelvo sin avisar.
La soledad no es para sufrir sino sentir y regalarle valor atendido a tus manías.
La soledad renuncia a ser en compañía porque se rompe entre tu boca y la mía.
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