Nunca escribí llorando, ni desmintiendo mis miedos, como hoy. Pensaba que vivir era más sencillo que era ella, su boca y sus manos.
Nunca imagine entre llanto sus pies sobre la baranda y el viento de muerte insinuado, hasta hoy.
Tampoco imagine con lagrimas sus labios sus ojos y su cuerpo hecho pedazos en la acera, como hoy.
Mas que matarse, matara mi esencia, las que tendre y tenia. Más que morir en piezas, va derramando mi tiempo y amargando los sorbos que creia que sentia que le daba, a su taza de gato gris o la roja de navidad.
Cuando veia estrellas pedia por ella por sus curvas por sus piernas, pero de nada valdrá si se desarman justo al saltar.
Si supiera que me bebo la paciencia de su boca, para saber que piensa su cabeza loca. Y que lea estas sucias letras cuando quiera saltar, cuando me quiera matar.
Nunca escribí llorando, pensaba en la vida con ella y nunca en ella sin vida o yo, como hoy
Nunca escribí temblando de miedo de frio y de dolor, tampoco soñe en futuros lejos de tierra y menos en tierra sobre ella.
Nunca pense en finales estando en sus brazos, ni rechaze su alma dentro de su corazón, ni viví tan cerca lo que es amor.
Pero las esquinas del cuarto van a relatar lo nuestro, rabia, desesperación, todo junto debajo de las cuatro astas del ventilador.
Nunca escribi llorando lo que dolia perder la razón de estar en su puerta temprano mientras salia el sol, hasta hoy.
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